Muchas personas se ven realmente disgustadas al ver cómo han salido en las fotografías e incluso suelen comenzar a tener baja autoestima por ello, pero, ¿por qué os vemos mejor en el espejo? Se trata de una diferencia de percepción.
Esta diferencia de percepción está marcada por varios factores. Uno de ellos tiene que ver con el llamado principio de familiaridad enunciado hace medio siglo por el americano Robert Zajonc, psicólogo social.
Se debería a este principio psicológico que nos agrade más el reflejo que se ve en el espejo que el que sale capturado en las imágenes, ya que frente al espejo los gestos pueden cambiarse y las postales, además de ser estáticas, están al revés de cómo se ven en el espejo.
Nos agrada más el reflejo que se ve en el espejo que el que sale capturado en las imágenes.
Esta diferencia de percepción es muy común es las personas que están menos satisfechas con su apariencia. Aun así, esto también tiene que ver con el hecho de que aquel que se ve en el espejo es un reflejo a corta distancia, en movimiento, en tres dimensiones.
En cambio, si os gustará o no la percepción de la postal depende de del ángulo que será tomada, de los gestos que se estén haciendo en ese momento y, por supuesto, de un factor muy importante que es la luz.
La importancia de la luz
Según la cantidad de luz y cómo ilumine el rostro, será la diferencia de percepción, ya que esta puede resaltar mejor los rasgos de una manera positiva o todo lo contrario.