Una de las películas favoritas de los seguidores de la moda y el periodismo es "The devil wears Prada" o "El diablo se viste de Prada". El film que cuenta con Meryl Streep y Anne Hathaway como protagonistas de esta icónica historia, que nunca pasa de moda, está cumpliendo 17 años y aquí os contamos algunos detalles y curiosidades que podríais haber pasado por alto.
"El diablo se viste de Prada" es mucho más que una película taquillera ya que su historia os hará introduciros en un mundo en donde los bolsos de lujo, los abrigos de piel y los zapatos importados son quienes mandan.
El vestuario de la película
Este mundo idílico ha sido creado por la experta en vestuario, la famosa estilista Patricia Field. La oriunda de Nueva York ya tiene 80 años y ha sido nominada al Oscar de Mejor Vestuario. La película protagonizada por Hathaway y Streep ha sido uno de sus mejores proyectos de su carrera.
En la cinta de "El diablo se viste de Prada" se puede ver claramente que sus personajes hacen uso de las firmas de ropa más elegantes y famosas del mundo como Chanel, Donna Karan, Valentino, Vivienne Westwood, Dolce & Gabbana, y por supuesto, Prada. Gracias a la increíble creación de los estilos ideados por Field, los directores no pudieron dejar fuera de escena las botas que lleva Andy cuando realiza su cambio de imagen.
Algo muy curioso sobre estas botas de Chanel que imponen la tendencia de 'calzado por las rodillas', fueron diseñadas por Karl Lagerfeld en honor a Coco Chanel. Y esto no es todo, ya que este modelo fue usado por la mismísima Claudia Schiffer en el desfile de la colección otoño invierno de 1993 y 1994, en la semana de la moda de París. Por lo que su aparición en "El diablo se viste de Prada" ha sido icónica.
Además, Patricia Field fue quien alentó a Meryl Streep para llevar el cabello blanco durante el film para brindarle identidad a Miranda. Este 'look' estuvo inspirado en la modelo Carmen Dell'Orefice y la presidenta del Banco Central Europeo Christine Lagarde, y no en la legendaria periodista Anna Wintour como se ha creído siempre. ¡Vaya!